sábado, 2 de octubre de 2010

Norberto James Rawlings, noble maestro

LITERATURA





Néstor E. Rodríguez
Toronto, Canadá.- Hay un poema de “Patria portátil” (2008), el libro más reciente de Norberto James Rawlings (San Pedro de Macorís, 1945), que condensa en sus poderosas imágenes toda una pedagogía del vivir exiliado. Me refiero al primer texto del conjunto, el bellísimo poema titulado 

“Lección”: 
“Observa hijo cómo rasguña el mar las orillas de la playa/
 cómo a dentelladas húmedas/
 impone su reino salobre./
 Cuando canta el mar/ 
se embriaga de sol la brisa/ 
se cuela su música amarga/ 
entre blancas cortinas de agua/ 
y construye la distancia/ 
con invisibles partículas/
de transparencia diurna”.

La voz del poeta, confundida aquí con la brega de ese mar inconmovible, arropa con su luminosidad la memoria de los días idos. Lo que queda de ese gesto afincado en la lejanía no puede ser menos que una ganancia. Este noble maestro nos exige una tarea, una lección sencilla de humanidad: saber escuchar esa “música amarga” de nuestro mar más próximo, el mismo que tres generaciones atrás impulsara a los James jamaicanos de Ocho Ríos hasta el polvo del Ingenio Consuelo y su miseria. A esa estirpe secreta de los cocolos macorisanos, ninguneados como muchos otros hijos del Caribe en la República Dominicana de ayer y hoy, le dedicó el joven Norberto, en 1969, acaso su más grande creación:

“Los inmigrantes”

Aún no se ha escrito/ 
la historia de su congoja./
Su viejo dolor unido al nuestro./
No tuvieron tiempo/ 
-de niños-/ 
para asir entre sus dedos/ 
los múltiples colores de las mariposas./ 
Atar en la mirada los paisajes del archipiélago./
Conocer el canto húmedo de los ríos.//
No tuvieron tiempo de decir:/
-Esta tierra es nuestra./ 
Juntaremos colores.
Haremos bandera./ 
La defenderemos.//  
Hubo un tiempo/
 -no lo conocí-/
 en que la caña
los millones// 
y la provincia de nombre indígena//
 de salobre y húmedo apellido tenían música propia//
 y desde los más remotos lugares//
 llegaban los danzantes./ 
Por la caña.//
 Por la mar./ 
Por el raíl ondulante y frío/ 
muchos quedaron atrapados.//
 Tras la alegre fuga de otros/ 
quedó el simple sonido del apellido adulterado/ 
difícil de pronunciar./ 
La vetusta ciudad./ 
El polvoriento barrio/ 
cayéndose sin ruido./ 
La pereza lastimosa del caballo de coche./ 
El apaleado joven/ 
requiriendo/ 
la tibieza de su patria verdadera./ 
Los que quedan. Éstos.//
 Los de borrosa sonrisa./ 
Lengua perezosa/ 
para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son/
 la segunda raíz de mi estirpe./ 
Vieja roca/ 
donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona./ 
A la mar.// 
A esta horrible oscuridad/ 
plagada de monstruos.// 
”yeme viejo Willy cochero/ 
fiel enamorado de la masonería./ 
”yeme tú George Jones/ 
ciclista infatigable./ 
John Thomas predicador./ 
Winston Brodie maestro./ 
Prudy Ferdinand trompetista./ 
Cyril Chalanger ferrocarrilero./ 
Aubrey James químico.
/ Violeta Stephen soprano./ 
Chico Conton pelotero.// 
Vengo con todos los viejos tambores/
 arcos flechas espadas y hachas de madera/ 
pintadas a todo color ataviado// 
de la multicolor vestimenta de “Primo”/ 
el Guloya-Enfermero.// 
Vengo a escribir vuestros nombres/
 junto al de los sencillos./ 
Ofrendaros// 
esta Patria mía y vuestra/ 
porque os la ganáis/ 
en la brega diaria/ 
por el pan y la paz./ 
Por la luz y el amor./ 
Porque cada día que pasa/ 
cada día que cae/ 
sobre vuestra fatigada sal de obreros/ 
construimos/ 
la luz que nos deseáis./ 
Aseguramos/ 
la posibilidad del canto/ 
para todos”.
Hace unos días, mientras escuchaba a Norberto leer entre poetas marinos de Jamaica, Nigeria y Sierra Leona en la lluviosa Birmingham de Inglaterra, pensé en la magnanimidad de su legado literario y la poca atención que le prestan los entendidos que con tanta pasión consagran vates o demeritan prodigios en nuestro país. A ellos, y a todos nosotros, nos amenaza con dulzura desde una pequeña buhardilla en Boston, persistente y severa, la poesía de Norberto James Rawlings.

domingo, 22 de agosto de 2010

AMULETO



"You can connect me with your life here
because I´ve loved being part of it however brief".
                                                Jane Norling

Tu caracola de música muerta
pende de mi cuello. A veces
cuando el día toma de los ígneos estanques
del sol
su mejor calidez
su difícil color
suelo revisar con especial febrilidad
tus diminutos papeles
tus últimos signos
tu presencia fija
apetecida.

De "Lecciones para una ausencia"
de Norberto James Rawlings

sábado, 26 de junio de 2010

Oscuro Amor de Norberto James Rawlings visto por Pedro Conde Sturla

Norberto James Rawlings ha vuelto a escribir y escribe y describe un oscuro amor con imágenes transparentes, de “oscura transparencia”, que dejan pasar la luz a cuentagotas, tamizan la impronta del recuerdo, “la triste máscara del recuerdo”, y recuperan con doloroso placer lo pasado y lo soñado, la madeja de sombras que nutre su presente.




Ha vuelto a escribir desde el aire “blando y frío de Nueva Inglaterra” y evoca intensamente aquel “azul de las noches de Cuba”, la de sus años de estudiante.

Escribe desde un amor inagotable e incurable, oscuro amor consumado que nunca fue consumido:

“fragor y luz que ahora
tu diminuta mano blanca
repentinamente clausura
silencia
con el índice del adiós”

Escribe desde una incertidumbre y desde una certidumbre, desde “luminosas ventanas”, desde un abril que ya no es triste, desde un oscuro amor que deleita su “arrebatado corazón”:

“El viento que guía tus naves
es el mismo que se despliega
en las sedientas sombras diurnas
de mi desfasado anhelo.”

Escribe, en fin, desde la certidumbre de que nadie le quita lo bailado, nadie le quita lo soñado, nadie le quita lo vivido. Pedro Conde Sturla.



Oscuro amor
Oscuro amor
que desde luminosas ventanas
deleitas y renuevas mi
arrebatado corazón
Ahora que regresas a mí de distante viaje
ahora que te deshaces de las furtivas huellas
sin dejar rastro visible
ningún dios posible podrá doblegar
ni trocar mis sueños como te he soñado
mía sin límites ni ataduras
Ya no será abril el mes triste
del que hablan algunos poetas
Para nosotros será mes
de tiernos recuerdos
a puro corazón forjado
Amor en tu sangre en la mía
arden los mismos fuegos
se derraman iguales luces
El viento que guía tus naves
es el mismo que se despliega
en las sedientas sombras diurnas
de mi desfasado anhelo.


Lugar incierto
Ya no quedan silencios
No quedan más banderas por desplegar
Centros
límites por alcanzar
ni dioses celosos o neutros
Se han ausentado todos
y las indeclinables aves del adiós
no baten alas y ya no hieren inclementes
los puñales de la despedida
Adiós lugar incierto
deshabitada luz.




Oscura transparencia
Lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación.



Mario Benedetti
Ahora puedo caminar junto a ti
sin que estés conmigo
Puedo oírte sin que me hables
Tu signo es la oscura transparencia de la lluvia
Tu luz la de este exiguo y breve sol
de Nueva Inglaterra
Riachuelos de caliche y guarapo
nos irrigan la sangre
Provincias de olvido y recuerdo somos
Comarcas de desbocado amor
nuestras vidas
¿De qué materiales está hecha
la transparencia que te concibe
albor de mis días?
¿Cómo se construye el alba sin luz
que te contenga?
¿Cómo las espesas paredes de soledad
que te cercan?
Ternura salvaje
sedienta de entrega.



Descubrimiento
Como pecio en aguas de su propio naufragio
como pozo seco en la noche
repitiendo los ecos de su aridez
ambula este corazón de ti sediento
 y en medio de la densa tristeza
que le atribuyen al mes de abril
me diste miel de las penumbras vacías
de los tambores
me diste a beber del sonoro hueco
que escuda tu corazón errante
me diste pequeña mía
de tu amor el más ávido
el para mí reservado.



Esos que arrastran
Esos que arrastran
las oscuras aguas de tus ojos
son escombros de mi pasado
desilusiones inadvertidas
duelo entre resplandor y sombra
tierno desafío
guirnalda de luz
flor de viento
sollozo reprimido
Ahora
por tus silencios trepan los míos
Todo se llena de ti
y te siento crecer vigorosa
irrepetible más allá de ti misma
como número momento
o cifra de día no vivido
como pregunta extendida
sin signos
sin fin.

Trueque
Tú me das tu corazón
yo en cambio te doy las mieles
de mi alma
de poeta errante
sin singladuras (pre) establecidas
sin anclas
sin ataduras.

Recuerdos que no fueron
La muerte vierte sus ecos
en metálicas copas
mientras las campanas ensayan
loas a la mudez de sus badajos
La muerte pasa sin pasar
y a su paso
sólo quedan silencios
dolorosos silencios que matan
de tu presencia
todos los recuerdos que no fueron.

Excúseme señora
Excúseme usted señora
por haberme tardado tanto bajo su piel
por haber desatado la sed que ahora la habita
por no advertir que mi sol no se ponía
en sus cielos como creí
Fue sin querer señora
que queriéndola yo
la indiferencia inauguró distancia entre nosotros
dejó en la mesa sus mejores frutos
Excúseme usted señora
que mi frente quiera descansar
entre las opacas lunas que alberga
en su pecho
y que la sombreada isla de mis deseos
 se vea nutrida de abulia.

Ventana
Desde tu corazón me dice adiós un niño
y yo le digo adiós.

Pablo Neruda
Para cuando te llegue este mensaje
yo tristemente me habré resignado a recordar
que entre nosotros
no todo el amor fue consumido
que de tu ternura no pudimos
transitar todos los senderos
que aunque beso a beso conquisté las rotundas y blancas alturas
de tus caderas y tú
mis más densos bosques de caoba
la avidez que hasta entonces
habitaba mi boca
como el azul de las noches de Cuba  que no conoces
derramó sobre mis días
fragor y luz que ahora
tu diminuta mano blanca
repentinamente clausura
silencia
con el índice del adiós
Me resignaré a recordar
de tus desatados placeres
sumergidos en el albor de imparciales sábanas
sus lentos y audaces salmos
el enriquecido ámbar de tus ojos
las tardías aguas de su firme y pedagógica mirada
y tu agridulce admonición
hundida en mi silencio
“no quiero irme pero me tengo que ir.”



Segunda ventana
¿Qué hago con lo escaso que me dejas de vida
cuando en los innumerables corazones
del viento no florezca mi risa
y en mis versos no habiten
los claros y nobles sonidos de la tuya?
¿Qué haré solitario obvio
cuando mis palabras ya no te acosen
y el álgebra de mi soledad interior
se subleve contra tu silencio?
¿Qué haré cuando tu persistente transparencia
se imponga “al verso aquél
que no podemos recordar”
desborde las orillas de parques y estacionamientos
baldíos
y reine tu imagen en urticante recuerdo
tornándose sombra de beso robado
bajo las cenizas de las tardes
de Nueva Inglaterra? Dicho de manera simple
¿Qué voy a hacer sin ti?


Pedro Conde Sturla es escritor
pericopepe@live.com



jueves, 27 de mayo de 2010

Los inmigrantes

LOS INMIGRANTES

Aún no se ha escrito
la historia de su congoja.
Su viejo dolor unido al nuestro.


I

No tuvieron tiempo
-de niños-
para asir entre sus dedos
los múltiples colores de las mariposas.
Atar en la mirada los paisajes del archipiélago.
Conocer el canto húmedo de los ríos.
No tuvieron tiempo de decir:
-Esta tierra es nuestra.
Juntaremos colores.
Haremos bandera.
La defenderemos.



II

Hubo un tiempo
-no lo conocí-
en que la caña

los millones
y la provincia de nombre indígena
de salobre y húmedo apellido
tenían música propia
y desde los más remotos lugares
llegaban los danzantes.

Por la caña.

Por la mar.
Por el raíl ondulante y frío
muchos quedaron atrapados.

Tras la alegre fuga de otros
quedó el simple sonido del apellido adulterado
difícil de pronunciar.
La vetusta ciudad.
El polvoriento barrio
cayéndose sin ruido.
La pereza lastimosa del caballo de coche.
El apaleado joven
requiriendo
la tibieza de su patria verdadera.



III

Los que quedan. Éstos.
Los de borrosa sonrisa.
Lengua perezosa
para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son
la segunda raíz de mi estirpe.
Vieja roca
donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona.
A la mar.

A esta horrible oscuridad
plagada de monstruos.



IV

Óyeme viejo Willy cochero
fiel enamorado de la masonería.
Óyeme tú George Jones

ciclista infatigable.
John Thomas predicador.
Winston Brodie maestro.
Prudy Ferdinand trompetista.
Cyril Chalanger ferrocarrilero.
Aubrey James químico.
Violeta Stephen soprano.
Chico Conton pelotero.
Vengo con todos los viejos tambores
arcos flechas
espadas y hachas de madera
pintadas a todo color ataviado
de la multicolor vestimenta de "Primo"
el Guloya-Enfermero.

Vengo a escribir vuestros nombres
junto al de los sencillos.
Ofrendaros

esta Patria mía y vuestra
porque os la ganáis
junto a nosotros
en la brega diaria
por el pan y la paz.
Por la luz y el amor.
Porque cada día que pasa
cada día que cae
sobre vuestra fatigada sal de obreros
construimos
la luz que nos deseáis.
Aseguramos
la posibilidad del canto
para todos.
s.p.m. 1969

domingo, 11 de abril de 2010

Amistad


Norberto James Rawlings, Andrés L. Mateo y José Enrique Trinidad
en el Centro Cultural Hispánico en la puesta en circulación del libro de Norberto James Rawlings.
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Patria portátil de Norberto James Rawlings

En palabras de Jeannette Miller, Patria Portátil inscribe la memoria de un viaje que retoma el curso de una historia que se repite y que no tiene, aparentemente, respuesta, porque la respuesta es la pregunta del espíritu frente a una realidad cada vez más sórdida, de la que muchos se alejan por no poderla conjurar.
El ciclo del poeta se cierra y abre continuamente en un presente que es pasado. Deja la marca de su sentir y de su hacer y toma distancia de un universo definido por la pérdida de referentes. Se atiene a sus primitivos valores ideales, a la preservación de su identidad. Sigue siendo el inadaptado, el inconformista, el idealista que cree en la posibilidad de un mundo mejor. Sigue siendo igual a sí mismo, no se rinde, no pliega su poesía a la veleta de los tiempos, porque nunca ha traicionado sus raíces.
Con este libro, Norberto James Rawlings renueva y confirma su posición de poeta señero en la literatura dominicana de los últimos cuarenta años.

domingo, 4 de abril de 2010

La urdimbre del silencio

Va despacio y va diciéndose. En principio podría decirse que su poesía iba con la corriente de aquellos años sesenta, donde los Apocalipsis se vivían de esquina a esquina y el cielo no siempre tenía luces suficientes para iluminar el ser del poeta.

Lo que con seguridad no fue fácil para el poeta fue zafarse de ese chantaje también generacional donde el sujeto y sus pretensiones personales debían postergarse.

El poema "Los inmigrantes" se escribió en aquellos años. Después de "Hay un país en el mundo", de su compueblano Pedro Mir, no hay un poema más citado, leído y valorado en la poesía dominicana que este de Norberto James Rawlings.

Estamos frente a uno de esos poemas que se queda en el inconsciente colectivo poético. Al mirar al San Pedro de Macorís de su infancia y valorar la presencia de los cocolos, accedemos a un país más amplio y sentido que el ofertado por la culturología oficial.

Desde 1969, cuando publica Sobre la Marcha, sus días siempre han estado normados por la poesía: La Provincia Sublevada (1972), Vivir (1981), Hago Constar (1983), y su ensayo Denuncia y Complicidad (1997). La Urdimbre del Silencio -Mención de Honor del II Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén de 1999- es una confirmación de su trayectoria.

Hace cuarenta años Norberto James Rawlings nos habló de una isla que era una miríada de Islas. Ahora nos estamos dando cuenta de ello, al ver lo africano en nuestras plazas, al constatar que lo cocolo es tan dominicano como el Altar de la Patria, y que somos lo que siempre hemos sido, un país multicolor y de ciudadanos en tránsito.

Miguel D. Mena

La Urdimbre del Silencio
de Norberto James Rawlings, tuvo su primera edición en el año 2000. La tercera, fue en 2007 y se imprimieron en Editora Búho.
Diseño de portada: Gustavo Fermín Brens
Diagramación: Wanda Estévez para Editora Búho.
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sábado, 3 de abril de 2010

(Re)posesión


(Re)posesión
       
      Son míos esta luz chata del mediodía,
esta brisa blanda, juguetona,
los callados y extensos flamboyanes,
las guajanas enhiestas y orgullosas,
la guásima diseñadora de sombras,
el jabillo tronante,
el impávido guayacán,
acuchillando unos,
      frotando otros,
los invisibles bordes del día,
su bóveda impalpable,
su copioso esplendor.

      Míos son estos pastos,
estas tierras, aquellas montañas,
su estirada y muda deposición de siglos,
arroyuelos y ríos en su anegada danza de burbujas,
y guijarros pulidos por la espera.
      ¡Todo es mío!

La Urdimbre del Silencio, Norberto James Rawlings

jueves, 18 de marzo de 2010

Vivir de Norberto James

or Efraim Castillo

EL PERIPLO QUE llevó a Norberto James a escribir los treinta y siete poemas que estructuran su opúsculo Vivir (fascículo de la colección poética Luna cabeza caliente) posiblemente se originó cuando el poeta macorisano quiso contar con dos grandes singladuras: la ida hacia un lugar vislumbrado por él como de ensueños (Europa) y la estadía en aquel continente con una carga de aprehensiones y evocaciones.

Norberto James Rawlings
Claro, en el quehacer poético el producto social, mercadeado bajo diversos nombres y apariencias —y dependiendo del tipo de recreación que se hilvane de acuerdo a las contradicciones del ejecutante— puede subvertirse pasando por alto el desarrollo histórico del momento, o reduciendo el rapsoda la objetividad de las categorías percibidas. De ahí, no hay duda, que Norberto James condicionó lo que Lukács determinó como “destacados rasgos esenciales de los objetos de la realidad objetiva, de sus relaciones y vinculaciones, sin cuyo conocimiento el hombre no puede orientarse en su mundo circundante”1, al desubicar la transferencia de la intención con la individualización de una percepción ontológica incapaz de señalizar al lector u oidor la comunicación buscada. Esto, desde luego, partiendo de la idea —tal vez equivocada— de que la poesía contenida en el opúsculo, salvo algunos poemas, busca interpretar, dentro de la especificidad de una categoría singular, la descripción de una transición geográfica, o la estadía en un lugar de aprendizaje, bajo la concepción de una maduración orgánica, en la cual sea posible aprehender el texto como un corpus literario total y sin ese empalago que responde a lo fáctico.

El sentido del tejido en James respecto al símbolo
Estoy de acuerdo con Barthes y Paz de que texto quiere decir tejido y lo que lo conforma y estructura debe obedecer a una determinada significancia; es decir, el texto —el tejido— “rota, se mueve, a través de los signos, rigiendo el ritmo en la poesía”2, o “develando la ocultez del sentido”3, pero siempre hilvanando, acentuando la idea generativa sobre el fin determinado. En Vivir, de Norberto James, un agrupamiento de poemas concebidos para explicitar una vivencia, las equivalencias de las metáforas articulan las comparaciones buscadas —y el lector u oidor queda posibilitado de penetrar el texto— en la señalización comunicante. En A orillas del Sena, uno de los poemas del opúsculo, James se ve “tentado a regresar” a su infancia, “a retrotraerla”, tejiendo la analogía vital para concretar su evocación, lo que convierte el resto del poema en una implementación de imágenes —muy hermosas por cierto—4 que permiten la entrada al tejido de signos para representar las orillas del Sena. Esto obedece a que el poeta tiene la libertad absoluta de responsabilizar la analogía hacia la correspondencia de códigos y mensajes, pero respetando —como hace James— la relación entre el nivel conceptual y lo representacional-perceptivo, que es, a la corta y a la larga, lo que mueve lo textual hacia lo concreto.


El agolpamiento vivencial respecto
a la lucidez textual
Posiblemente uno de los errores cometidos por James en su movimiento hacia lo conceptual descansó en la organización del opúsculo, ya que pudo, desde una plataforma analógica, desmontar las imbricaciones del vivir y lo vivido, o lo vivencial, abrevando en Husserl y su Ideología descriptiva de las vivencias puras5, aunque, claro está, no es preciso ir tan lejos. Basta sólo con marcar la relación existencial  entre el periplo de James y su necesidad vital de plasmar en imágenes sus percepciones afectivas, como el fluir de su conciencia hacia un enfrentamiento, no contradictorio, con su pasado (aunque, posiblemente, este pasado es uno de los motores vitales de su poética, su evolución y disciplina).

El origen de Norberto James Rawlings lo conocen todos los estudiosos de la literatura dominicana: el cocolismo de San Pedro de Macorís6, una zona de extraordinaria riqueza sólo comparable al sertanejismo brasileño, que se halla esplendente en Joao Guimarães Rosa7. Esta procedencia del poeta lo imbrica a una zona que no sólo ha producido una buena parte de los mejores poetas dominicanos —Gastón Fernández Deligne (1861-1913), Virgilio Díaz Ordoñez (1895-1968), Federico Bermúdez y Ortega (1895-1968), Francisco Domínguez Charro (1910-1943), Pedro Mir (1913-2000), Pedro Andrés Pérez Cabral (1913-1981), Freddy Gatón Arce (1920-1994), Víctor Manuel Villegas (1924), Rene de Risco Bermúdez (1937-1972), etc.—, sino también de los mejores atletas, en donde la regionalización y las presiones emergidas a través de la adaptación de ese desplazamiento que, aunque no violento, sí resultó en principio traumatizante por el choque idiomático y cultural, logró adaptar sus experiencias en procura de la convivencia, trasbordando las singularidades de una educación afrobritánica a la de una región que también comenzó a poblarse con individuos originarios de Haití, Italia, Siria, Líbano, Alemania y Palestina.



No hay duda de que, debido a esto, en el poema Los inmigrantes8 acontece una categorización en el texto que se asienta en la sociología literaria, en tanto apéndice de la cultural, como un símbolo del flujo migratorio nacional conformante de una totalidad. Es por esto, asimismo, que las prevalencias de esa migración antillana se aprecien intactas en grandes zonas del opúsculo y lo involucren en la continuidad del referido flujo vivencial que deviene en flujo ontológico. Por eso Vivir alcanza grandes puntos en el quantum analógico amontonado por James para su Opera summa, fenomenologizando orgánicamente los condicionantes de su evocación, pero perdiendo respecto al concepto que, sobre lo total, pretendía implementar. Inclusive, en Pequeña elegía a Joe Bass, James generaliza lo que podría interpretarse como un ronco placer irónico y canta a la muerte violenta producida por los testaferros blancos del sistema, constituyéndose en una aprehensión del movimiento de su conciencia hacia el discrimen de ese sertão, de ese Macorís del Mar, de ese cañaveral de su infancia rodeado de diferencia racial y social. Sin embargo, en un poema anterior insertado en el mismo poemario, James también canta A un niño vietnamita, aunque sin temor a la duda de que podría interpretarse como un ronco placer irónico.

Excelencias poéticas de Vivir
Pero aún con esas zonas oscuras, al poemario Vivir es preciso anexarlo a ese pequeño Olimpo que la poesía dominicana ha construido a base de evocaciones que fluctúan entre el mito y la verdad. De ahí a que James es, entre los poetas que comenzaron a rasgar metáforas un poco antes de la Revolución de Abril uno de los más completos, y no por cantar a la aventura caribeña de los cocolos, sino por arrancar, deshuesándola, la ternura y la rabia de una generación de dominicanos que creció al margen de las otras migraciones, como la árabe, la italiana, la china y la haitiana, asentadas en Macorís prácticamente en los años de llegada de los afrocaribeños. Para muchos, esta aseveración podría resultar un insulto, pero a Norberto James Rawlings habrá que dimensionarlo como un buscador de la rica alquimia donde la inspiración fluye a borbotones y que se obtiene con la meditación profunda y la búsqueda de sus raíces, echando a un lado los oportunismos temáticos y la iracundia.

¿Quién, entonces, podría restar validez analógica, metafórica y fonética (porque la poesía es para decirla, para proferirla, para cantarla o para gritarla) a este poema, inyectado al más profundo fluir vivencial?:

Se cruzaron con las mías
sus interrogantes
y por momentos no supe
si contarle de la inmensa caravana
de estrellas
o de este ruido que
trae el mar
adherido a sus olas.
Cada noche
como quien asegura llaves
joyas o secretos
guardo signos suyos bajo mi almohada.

Lo que Octavio Paz determina como “la llave, como el puente verbal que reconcilia las diferencias y las oposiciones”9 (la palabra como), es utilizada por James sólo en aquellos requerimientos donde los tropos exigen que la descripción analógica establezca una dialéctica entre los códigos y los mensajes, esclareciendo las contradicciones en un papel, a veces de ironía y otras de cómplice, pero siempre rehuyéndole a las sospechas.

No reniegues tus debilidades. Reconócelas.
Combátelas. Combátelas. Véncelas.
No seas como estos abuelos estériles
y conformes con su inmundicia10
 
James sólo vincula hacia el enunciado metafórico la palabra “como” en aquellos poemas en que la analogía sigue a la prosodia y cuando la explicitación estructura el ámbito hacia lo consecuencial del clímax imaginativo, porque se deshace de ella —no la utiliza— en aquellas distribuciones textuales que relacionan la emisión de las señales desde sus propios inicios:

Ocurre ciertamente que de él
Permanecen objetos abandonados
Ciudades de cuyos nombres
Saltan imágenes
como el resplandor de la yerba11





Estructura del opúsculo
El poemario Vivir, de Norberto James consta de 37 poemas divididos en dos partes: Recién llegados y Lecciones para una ausencia, lo que tiende a desarticular la valoración relativa entre las posiciones y las diferencias. De Saussure explica así la estructura:
“Es un sistema: a) en el que cada valor está establecido por posiciones y diferencias, y b) que solamente aparece cuando se compartan entre sí fenómenos diversos reduciéndolos al mismo sistema de relaciones”12.

Sin embargo, aquel lector u oidor acucioso capaz de leer u oír las correspondencias intrínsecas de la cohesión interna en Vivir, notará la falta de una transparencia evolutiva u orgánica entre Recién llegados (el primer poema del opúsculo) e Imagen lejana (el último de la obra). Pero como apunté anteriormente, el desmontaje de poema por poema, aunque no logre transitar por el sendero de una evolución consciente en cuanto a temática, se registra en la excelencia y respalda a James como un escritor en trascendencia.
Abril 24, 1982.
Efraím Castillo
Crítico de Arte, escritor y publicista